miércoles, 27 de enero de 2010

A GOLPES

A veces me canso de ser bueno. De ser complaciente. De hacer lo que debo. Sí. Sí. Me harto de decir que sí. De hacer lo que tú quieras. De estar a tu lado siempre. Me canso de mí. Del que soy junto a ti. De estar pensando en ti. (me gusta pensar en ti desde que pienso, pero a veces, lo siento, me canso de pensar en ti). La repetición de los días iguales es absurda. Tacho en el calendario los pasados y son iguales a los otros y a los otros y a los otros. ¿Cuándo serán los días distintos? ¿Existen días distintos? Desde que no te llamo ni me llamas todo es aburrido. Todo es monótono. Yo ya me conozco. No puedo sorprenderme. No si no estás aquí. Escucho música violenta. Te odio. Te arranco todos los atributos que poseías. Repito dos, tres palabras sobre ti. No son bonitas. No puedo decir palabras bonitas sobre ti. Sí pienso, involuntariamente, cosas sobre ti. En tus labios, tus palabras, tu alargada nariz. Pero el resto del tiempo estás mezclada con mi rabia. Eres mi rabia. Mi cabeza no soportará más tanta repetición, tanto monólogo continuo, repetitivo, tanto sobre ti. Una de dos. O dejo de pensar en ti o tendré que machacarme la cabeza. A golpes contra la pared.

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